martes, 22 de mayo de 2012

¡Especial! ¡Extra, extra Seamair!


Mientras tanto, en algún subterráneo lugar en Irlanda:

Los altos techos del templo hacían resonar con fuerza el eco de las pisadas. Nadie hubiera creído jamás que aquella enorme edificación de mármol se hallaba bajo los metros de Dublín de no estar hablando de la magia de un señor de la Locura; los límites de la realidad nunca estaban definidos con los Seamair’s.
Algunos fieles se concentraban bajo los altares de sus divinidades, pero muy dispersos. Era tan grande la distancia que los separaba que casi se podría decir que estaban en habitaciones separadas, pues a efectos prácticos era así.
Las gárgolas mecánicas contemplaban desde los techos abovedados cada centímetro del lugar como sigilosas sombras que era mejor ignorar. Eran los ojos de Kristofinno; nada en aquel sitio escapaba a su control, por algo él mismo había mandado construir aquel lugar en un ramalazo de “simpatía y amabilidad hacia su pueblo”… una gran mentira, lo único que querían era asegurarse un poco más de poder a través del sentimiento religioso de las masas; después de todo, esta técnica nunca falla.
Sólo por la existencia de esa férrea seguridad se había permitido a Yelli entrar sin sus enormes golems de piedra, sus inertes protectores. Y para mayor concesión: acompañada por una criada. La excepcionalidad del momento radicaba en lo sobreprotegida que tenían a la joven Seamair. Eran muy precavidos en cuanto a ella y no dudaban en enclaustrarla largas temporadas si así creían necesario.
Yelli ansiaba poder entablar una agradable conversación plagada de risas con Campbell, quién la seguía cabizbaja y recatadamente vestida con las ropas del servicio, portando en las manos una vasija de oro para el ritual de la sacerdotisa. Pero el cautiverio había convertido la joven Seamair en un ser antisocial y errático, el contacto social que tanto deseaba la aterraba y angustiaba, logrando que todos esos sentimientos se convirtieran en furia. Furia que siempre deseaba descargar contra el objeto de sus deseos; en esos momentos la propia anfibia.
No dudó en espiar a su nueva sierva bajo el velo. Para mayor desespero e incremento de sus inseguridades… no creía que la normalmente chillona y alegre chica-anfibio estuviera hoy capaz de reír mucho. Campbell se veía preocupada y triste, era evidente, por culpa de los problemas que rodeaban a Alexander el Traidor. Había estado así desde que Kristofino se la regaló como criada.
No llegaba a entender porqué lo que le ocurriera al tal Alexander pudiera impactar tanto en el ánimo de Campbell o su propio hermano. A Yelli jamás le habían permitido socializar para que así nunca tuviera amigos ni pudiera enamorarse, nada que la atara a la vida. ¿Debería estar agradecida de que la hubieran librado también de ese tipo de tortura?
La historia de Yelli no era nueva. Los demonios del Infierno la habían exigido como sacrificio y debería entregárseles virgen y pura cuando cumpliese los catorce, el próximo día 31 de Octubre. Y así sería. Los Repudiados podían parecer poderosos e indomables, pero los Infernales, los demonios que aún vivían en el Reino de los Infiernos, eran sus auténticos dueños y les reclamaban pagos regulares en adición a su condena eterna. Había sido así desde que se inició el exilio del primer Repudiado. Pero el pago demandado aquel año era desorbitado, no sólo incluía a Yelli, quién pudo ver la larga lista en las manos de Kristofinno. Los Repudiados estaban hartos de tener que seguir las leyes del Infierno incluso cuando ya habían sido expulsados de él, y la paciencia de Kristofinno ya no aguantaba más; hablaba de acabar con esta sumisión… de una vez por todas.
-¡Amo Yelloween! –chilló Campbell de repente. Yelli alzó la cabeza para comprobar que ciertamente su hermano estaba sentado junto al altar gaiano. El hombre les sonrió ampliamente y agitó la mano.
Yelli soltó los inciensos que llevaba en las manos y saltó para salir corriendo hacía él. Pero se detuvo; guardar las formas y no llamar la atención era lo que le habían enseñado. De modo que se contuvo y anduvo todo el camino con parsimonia.
La sonrisa de Yelloween no se diluyó ni por un segundo.
Eran hijos de la misma madre y sus padres eran hermanastros, pero el padre de Yell murió muchísimos siglos atrás mientras que el de Yelli no quería saber nada de ella. Y la madre de ambos… murió debido a una fuerte depresión mágica en la que la sumió saber que Yelli debería ser sacrificada con solo catorce años. Sumado al aislamiento en el que vivía Yelli, él y Kristofinno eran los únicos que se podía decir que habían estado suficiente tiempo a su lado como para criarla. Yell era el único familiar directo que le quedaba.
-Muy buenas noches, hermana, señorita Campbell –hizo un saludo con la cabeza a cada una de ellas.
Yelli fijó la mirada en la espalda de él, su camiseta amarilla rezumaba sangre.
-¿Qué...?
-Nada grave… -siguió sonriendo-. Pasé un tiempo en la sala de “juegos” de Kristofinno como una parte de mi castigo, nada más, al fin se convenció de que no sé el paradero de Alec –se apartó del santuario-. No te preocupes, tu hermano es un demonio suficientemente fuerte como para soportar unos latigazos; pronto estaré bien –dijo revolviéndole el pelo.
-¡¿Alec?! –Susurró Campbell mientras Yelloween seguía hablando y corrió a los pies de éste- ¿qué sabéis de él, amo Yell? Amo, por favor os pido que me lo digáis, os lo suplico.
Yelloween le sonrió tiernamente; los Seamair siempre tenían un aspecto tan alegre y dulce… pero en aquella familia cuanto más inocentes parecían, más se reían al torturarte. -Sabemos poco salvo que se encuentra con los Guardianes, pero desconocemos en qué calidad o si permanece todavía vivo. Dime, ¿tiene allí aliados?
-Sí… creo que sí. Él estará vivo, seguro. Esto… -y también estaba Nicky, quién la había llamado aquella tarde dándole noticias no muy buenas, pero mientras pensaba en cómo explicarle a Yelloween cómo y porqué estaba con los Guardianes la conversación había cambiado de dirección.
-Perdimos la pista de Kaila en dirección al Norte; usó un portal, pero lo detonó para que no pudiéramos conseguir las coordenadas de a dónde se dirigió. Sin embargo sabemos que fue herida por las flechas de una Guardiana en un brazo y pierna, de modo que deberá amputárselas para que la Luz no se extienda por su organismo. Ahora estamos en busca del médico que necesitará para hacerlo –le explicaba a su hermana.
-¿Y qué ha ocurrido con la cadena de su maldición? Con ella podéis rastrearla e invocarla –Yelli se sentó recatadamente junto al altar, ella siempre era demasiado seria y formal.
-Cierto… salvo porque la pierna de la que te hablo era precisamente en la que llevaba atados los grilletes. La Luz los rompió… y ahora es libre… A Kristof le emociona esta situación –rió pues también podía apreciar la tensión y violencia de aquello como un plato muy dulce.
Yelli no rió, era incapaz de entender la diversión de aquellos juegos, incluso los de los humanos tales como videojuegos o danzas le parecían insulsos y sin sentido. -¿Y la tía Anara?
-Desolada… y deseosa de emboscar a los Guardianes y convertir en su esclavo al Guardián que ejecutó a su hermana. Por el momento está encerrada hasta que se apacigüe su rabia.
-Kristoffinno se vengará de ti por ayudar a Alexander el Traidor. Hiciste que murieran muchos de nuestros aliados con aquella emboscada.
-Sin duda, pero sigo siendo una pieza clave en la organización. Por mi pasan todas sus cuentas y planes, de modo que aún debe buscarme un sustituto y trazar un plan para eliminarme sutilmente –se encogió de hombros-. Mientras no pueda dejarlo todo bien atado para el cambio de manos no me pasará nada –volvió a reir como si ese “cambio de manos” no implicara su muerte.
-¿No te importa?
-Soy un demonio muy, muy anciano, hermana. Seis siglos son muchos, ya va siendo hora de que algo me ponga fin.
-No te vayaspor favor. Agarró a Yeloween del brazo, clavándole las uñas. Habían cometido un gravísimo error en la educación de Yelli Marie, sí que tenía personas que la ataban a la vida. No quería ver en peligro a su hermano.
Yell la miró en silencio y volvió a revolverle el pelo a su hermana. Los dos hacía rato que ignoraban a Campbell, vestida de criada les costaba tenerla en cuenta; los criados eran intercambiables y por un motivo o por otro nunca duraban más de unas semanas en un sitio (no eran amenazas que merecieran su tiempo, de lo contrario los mataban).
-Estaré mientras tú lo estés, lo prometo –aquella frase iba con segundas: se mantendría vivo mientras la hora de Yelli Marie no llegase, sólo hasta entonces-. Pero por el momento será mejor que me mantenga alejado de Kristof una temporada, hasta que su ira se temple un poco.
-Las promesas de un Seamair no valen nada, pero sus amenazas sí. Deja de ayudar al bastardo de la Sagrienta, para o…
-¿O qué? –la miró amenazante. Debajo de aquel aspecto despistado y bonachón Yell era mortífero, con él no se podían hacer juegos de peleas pues siempre iba a matar. Podía incluso acabar con ella de un solo movimiento si así lo decidía.
Yelli apartó la mirada, podía sentir el escalofrío de la muerte en su espalda. Y aún no estaba preparada para ese momento.
-Adiós, hermana –le dio un beso en la frente-. Y… señorita Campbell, me vendría bien una nueva criada ya que no es conveniente volver a mi casa –descolgó su pala encantada y le tendió la mano.
-¿Irme con usted, amo Yell? P-pero yo ahora estaba al servicio de la ama Yelli Marie –la miró suplicante.
-De acuerdo, accedo al cambio de manos y te concedo su préstamo. Adiós, hermano… -pero éste ya había saltado a través de una de los respiraderos agarrando a Campbell por la cintura.
Otra vez sola. Y cada día era un día menos de vida hasta Sambain que de nuevo tendría que pasar en soledad.

4 comentarios:

  1. JOOOOOOOOOOOOOOOOOO ME DA una penita Yelli T.T!
    Camp! MI CAMP! POR FIN! TIENE ALGO MAS DE PROTAGONISMO! (pero pido algo mas.. y algo mas tierno con alec, ya que no acabarn juntos ¬¬)
    Nicky... ¬¬ Sigue sin caerme.. pero la prefiero antes que Lena... no sé.. Ando en duda xD
    ¡MI KRISTOF COMO SIEMPRE TAN TAN TAN EL! OMG! ES TAN FHLWHCFLKHBFMFNKLNHDS (¿me entendeis no? xD)
    Yell mola!! PERO NO QUIERO QUE MUERA! Su color amarillo molaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa *__________* no es tan,... ¿rojo? xD
    ¡Sube el siguiente! (y que sea mas largo porfavoreee! ¬¬ que corrtoo!)
    Una cosa que me perdi... ¿¡Que hace camp vestida de sirvienta? ajajjaaj
    Besicos virtuales!!

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    1. Camp volverá! *^*
      Para gustos los colores, chica.
      Es que Kristof... ogh, ogh, te entiendo, claro que te entiendo.
      Puff, pues estaba pensando tomarme un descansillo para aclararme las ideas, no sé cuando subiré

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  2. ooooohh ;---; a pesar de que se de hace mucho tiempo que ella debe morir como sacrificio, me da una penica considerable
    :O No sabía que Yell fuera tan malote e////e me gussta (L)
    Y Kristof..aljasd me muero XD Me encanta, cuanto más cabrón se pone mas me gusta a mi
    Pobre Camp ;----; la verdura de mis ojos de sirvienta! pero por quee?? why??
    Me has dejado muerta en serio ;) lo que siempre es bueno, acabas siempre sorprendiéndome
    Tuya en el fanatismo, Gamba-Gir (L)

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  3. ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ESE ES MI YELL Y NADIE MÁS!!!!!!!! Es genial, lo amo *^*. Jo que fuerte, tiene heridas en la espalda y sigue como si nada *^*. Yo lo quiero *^*.
    NO QUIERO QUE SE MUERA, mi vida perdería sentido Sniffffffff!
    Pobre Yelli, y capbell vestida de forma no provocativa? jum, lo que tiene qeu estar sufriendo
    QUIERO MAS DE YELL.

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